El mensaje que la mayoría hemos recibido sobre el
icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro es que se trata de arte
devocional. Como tal, el arte devocional podría concentrar nuestra atención en
asuntos espirituales, sin embargo, precisamente porque es un icono puede lograr
más que remover nuestras emociones y dirigir nuestros pensamientos hacia temas
espirituales; tiene el poder de enseñarnos sobre la salvación, su
funcionamiento y su contenido. Desde esta perspectiva, este icono es una fuente
teológica de la tradición católica que nos invita a reflexionar de nuevo sobre
cómo las Constituciones y Estatutos instan a los Redentoristas a vivir con
mayor autenticidad.
Cristología y soteriología
La persona de Jesucristo y su efecto en la vida humana
se tratan en la cristología. La cristología responde preguntas como: ¿Quién era
Jesús? y ¿qué significan los títulos, “Señor”, “Redentor” y “Salvador”? ¿Cómo
puede un cristiano explicar racionalmente la importancia de Jesús no sólo a los
cristianos sino a todos los hombres y mujeres? ¿Qué hay específicamente en
Jesucristo y en su vida que haga que los creyentes abriguen la esperanza de la
promesa de un estado de vida futura? ¿Cómo nos moldean la vida y el mensaje de
Jesús en la medida que desarrollamos la vida moral?
La salvación nos llega con Cristo y en Cristo,
totalmente humano y divino; el campo de estudio dedicado a Jesús se conoce como
“cristología”. A través de los siglos, la cristología ayudó a comprender
términos tales como “naturaleza humana” y “persona” que han servido para
explicar los dogmas de la Iglesia acerca de Cristo. Soteriología (la teología
de la salvación) ha viajado más extensamente pues su ámbito de temas y métodos
se han ampliado con el tiempo. (Ejemplos de reciente soteriología incluyen la teología
de la liberación y las teologías feministas que formulan y responden preguntas
como ¿quién tiene acceso al poder? o ¿por qué la creación de riqueza mantiene
amplios grupos de personas privadas de sus derechos?).
Un resumen de historia de la teología católica de la
salvación define básicamente dos escuelas de pensamiento[1]: Una escuela
defiende que la salvación era necesaria para vencer el pecado, la segunda dice
que la salvación era necesaria para la perfección de la creación. San Anselmo
de Canterbury en su obra Cur Deus Homo? explica por qué Jesús tenía que sufrir
y morir. Influenciado por su contexto, que incluía el creciente papel del
derecho en la vida de la baja Edad Media, Anselmo introduce el lenguaje de la
satisfacción y expiación para saldar una deuda demasiado grande para cualquier
ser humano[2].
El otro enfoque arraigado en la era patrística
reconoce como punto de partida “la creación como buena en sí misma”. Si bien
existe el mal (expresado en formas tan diversas como la comprensión de Agustín
como ausencia de bien o del dualismo gnóstico que ve la creación como un
enfrentamiento entre el bien y el mal/Dios y el diablo) existe la creencia de
que el mal se ha superado mediante la Resurrección de Cristo. La Creación es de
por sí una cosa buena. Por ejemplo, la teoría de la recapitulación -tal como la
describe San Pablo en varios lugares[3] -, retrata a Cristo como la cumbre de
la creación dándole un lugar a la obra de salvación realizada a través del
Misterio Pascual. Por lo tanto, gran parte de la soteriología se alimenta de
las fuentes de la cristología.
Tradicionalmente la Soteriología ha reflexionado sobre
cuatro eventos de la vida de Jesús: su nacimiento, vida pública, muerte y
resurrección, además ofrece reflexiones en torno a tres preguntas:
1) ¿Cuál es la finalidad de Jesucristo en relación al
cumplimiento de la promesa de la alianza con Dios?
2) ¿Cómo se ha experimentado concretamente la
salvación?
3) ¿Cómo continúa la iglesia la obra salvífica que, en
cierto sentido, ya se ha completado en la resurrección de Cristo?
Puesto que Jesús el Redentor se encuentra en el
corazón de la vida redentorista vale la pena recordar las reflexiones más
recientes de la Iglesia sobre su naturaleza y vocación ya que proclama la
salvación que Jesús Cristo obtuvo para la creación.
Siguiendo el Concilio Vaticano II
En la salvación se trata de no estar nunca solos. Dios
hizo a Eva como ayuda idónea para Adán. Dios eligió a Abraham y a Sara para
establecer una alianza y comenzar un pueblo nuevo. Pues bien, se ve claramente en los evangelios sinópticos
que Jesús predicó la venida del reino de Dios (soberanía), y que se la ofreció
por igual a hombres y mujeres que, en su mayor parte estaban solos debido al
pecado, la enfermedad y el estatus social. Esas personas estaban aisladas entre
ellos y de Dios; esta separación necesitaba superarse y eso sucedía cuando la
gente reconocía la necesidad de arrepentirse. Jesús invitó al pueblo a
experimentar personalmente la amistad de Dios, que era una experiencia
transformadora. Jesús imitó a su Padre atrayendo al pueblo a la comunión con él
y entre sí. No debían permanecer en la soledad de su pecado y de su enfermedad.
La salvación los unió en una comunidad.
En sus esfuerzos para llevar el mensaje del Evangelio
y de la salvación más concretamente en la vida contemporánea, el Concilio
Vaticano II buscó en la tradición nuevas formas de entender el plan de Dios
para los hombres y mujeres actuales. La Lumen Gentium ofreció tres perspectivas
que amplían la auto-comprensión de la Iglesia:
1) El misterio de la Iglesia
2) La Iglesia como Pueblo de Dios
3) La llamada universal a la santidad
Con esto en mente, la Iglesia Católica se permitió
hablar de su relación con Dios y con el mundo de una forma nueva para comunicar
la verdad del Evangelio en forma significativa para la gente de hoy.
1) De entrada
comienza recordando que todo conocimiento humano empieza con la experiencia
mediada a través de signos, símbolos y
eventos. Las palabras no reflejan completamente la esencia de la realidad que
se estudia y que incluye la realidad de la Iglesia. Dado que la Iglesia
participa íntimamente de la vida de Dios, quién es el totalmente otro y omnipresente, es imposible
definir con exactitud la naturaleza y la vida de la Iglesia en todo momento. La
palabra que se usa para expresar esta experiencia es “misterio”.
Hoy en día la palabra misterio parece implicar un tipo
de conocimiento imperfecto en el que no se debe confiar. Para la mentalidad
científica, lineal un misterio es una especie de rompecabezas con esteroides
que aunque tardará mucho tiempo en resolverse, eventualmente se resolverá. Para
las personas de fe, sin embargo, detrás del misterio se encuentra la realidad
creadora de Dios que desafía todo intento de nuestra parte por ajustarla o encadenarla.
Creyendo que la Iglesia es un misterio se comunica a los hombres y mujeres que
sólo hay respuesta a las cuestiones últimas de la vida en las relaciones sanas,
que promueven la vida, en una palabra “relaciones transformativas”.
2) El término “Pueblo de Dios” evoca el hecho de que
la Iglesia posee una variedad y un tejido que acoge la diversidad de los seres
humanos y la riqueza de la familia humana. Esta declaración afirma que lo que
Dios creó y eligió (este Pueblo) fue precisamente el “Pueblo de Dios”. No
pertenecían a otro dios. El término “Pueblo de Dios” evoca la idea de que la
humanidad ya no es exclusivamente el objeto de la atención de Dios, sino que se
asocia con Dios. La elección divina de
nuestros antepasados era una invitación a la expectativa de vivir de tal manera
que la justicia y la paz llegarían a la vida de las personas. Ante los ojos de
Dios, y por lo tanto ante los ojos del Pueblo de Dios, las viudas y los
huérfanos merecían atención y el Pueblo de Dios tenía que testimoniar ante otros
pueblos que la plenitud debía realizarse,
y de hecho se realizó, de forma contraria a lo que ellos experimentaban.
Otorgando este título a la Iglesia de hoy se le ha
dado un renovado énfasis a la importancia de las relaciones y se ha
proporcionado una vía para que los cristianos se unan a las discusiones sobre
el bien común. Ya que el cristianismo posee un orden moral, a veces sería
posible confiar profundamente en una lectura literal de las leyes ignorando que
la ley se dirige a ayudar a las personas a elegir lo bueno y verdadero. El
pueblo de Dios ha de tener en cuenta que honrar a Dios también significa honrar
la dignidad de cada hombre y de cada mujer mediante el ejercicio de la justicia
y de la caridad en nuestro trato con ellos.
3) Un reordenamiento sorprendente de prioridades se
produjo con la proclamación de la “llamada universal a la santidad.” Mientras
que de la Edad Media a la Edad Moderna el enfoque de la vida cristiana
consistía en obtener protección frente a la adversidad[4], ahora se enfoca en
la vivencia de una vida santa. (Una vida santa, no una vida perfecta). Guiada
por la investigación bíblica, la Iglesia ofrece una nueva visión para toda
vocación por el que la santidad ya no está reservada a los ministros ordenados
o a los religiosos sino que cada hombre y mujer tienen una llamada a vivir una
vida santa.
Esta vida santa es imitar la vida de Dios. Una forma
de entender la santidad es la de ser apartado para un propósito especial. Eso
podría incluir los vasos sagrados o el agua bendita. Se les bendice y se les
aparta para un uso especial. Los miembros bautizados de la familia de Dios se
“apartan” para dar testimonio de la fidelidad de Dios para cuidar de nosotros
usando nuestros recursos para cuidar a los demás, empezando por nuestras
familias inmediatas. La búsqueda de esta santidad se ha extendido en décadas
recientes a una ética que incluye el cuidado de la Tierra y su medio ambiente.
Allí se puede ver una creciente conciencia de la interconexión entre los actos
humanos y sus efectos potencialmente destructivos, un movimiento que nos
traslada de un énfasis unilateral del bien personal al bien común.
Abriéndonos a estas líneas de pensamiento la Iglesia
nos ofrece maneras de profundizar la comprensión y la práctica de las
Constituciones y Estatutos Redentoristas. Al reflexionar sobre lo que como
misterio, la Iglesia como Pueblo de Dios, y la llamada universal a la santidad
nos enseñan sobre la vocación cristiana estaremos en mejores condiciones de
producir mensajes que promuevan la comunión al tiempo que logramos que la
santidad sea un objetivo motivador. Ahora traigamos estas orientaciones al
diálogo con el icono del Perpetuo Socorro para profundizar en dos números de
nuestras constituciones.
Examinando dos de las Constituciones a través del
Icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
A)
La misión encomendada a la Congregación de evangelizar
a los pobres comprende la liberación y salvación de toda la persona humana. Los
congregados deben proclamar explícitamente el evangelio, solidarizarse con los
pobres, y promover sus derechos fundamentales de justicia y de libertad.
(Const. 5, 2)
A pesar de que la Santísima Virgen es la figura más
grande en el icono, Ella nos apunta hacia Jesús mientras Él nos ofrece una
elección en forma de pregunta: ¿Estamos dispuestos a conocer a Jesús, el Hijo
de Dios? ¿Estamos dispuestos a tomar nuestra cruz y aceptar la voluntad de
Dios? La invitación de Dios a Abraham y Sara se reproduce a sí misma en la
invitación que María nos hace para conocer a Jesús. Cuando un Redentorista
predica no sólo proclama explícitamente el kerigma (pronunciar las palabras de
la Escritura), sino que lo hace de tal manera que el pobre experimente a Jesús
como el que se relaciona plenamente con ellos, independientemente de su estado
o de otros factores que podrían limitar nuestra voluntad de acompañarlos.
Para quienes no son pobres, el mensaje de toda
predicación debe llevarles a reflexionar
sobre cómo la relación con Jesús es una relación transformativa que debe
abarcar una esfera mayor que su relación personal con Dios. Una vida cómoda no
es condenable, ¿pero, acaso no podemos predicar a quienes viven cómodamente, de
tal manera que descubran cómo Jesús los invita a penetrar más profundamente en
las “alegrías, esperanzas, tristezas y frustraciones” del Pueblo de Dios para
que reciban alivio en sus cargas? En cuanto a los pobres… Jesús está por y con
ellos, mientras nosotros tenemos también que estar por y con ellos. En palabras
de Gustavo Gutiérrez hay condiciones que evitan que la persona experimente su
plena dignidad humana, tales condiciones son escandalosas, requieren una
crítica evangélica y erradicarlas[5]. La predicación es el evento en el que
dichas injusticias se mencionan dondequiera y se ponen en contacto con el evangelio
para así avanzar en la causa de la salvación.
Pero, para un redentorista, la elección implica algo
más, nos obliga a preguntarnos cómo conformar comunidades apostólicas que se
dediquen a predicar y a vivir un mensaje de solidaridad con los pobres. Tenemos
que elegirlos a ellos y a sus necesidades y decidir cómo usaremos nuestros
recursos disponibles en su favor, eso nos obliga a afrontar nuestros miedos y
prescindir de ellos. Tener a los pobres
frente a nosotros nos permite solidarizarnos con ellos al tiempo que tenemos
presentes su condición sufriente. El fruto de vivir con esta intencionalidad es
la creación de comunidades como las que Jesús mismo creó cuando entró en la
vida de los pobres.
Es deseo de Dios que nadie sea excluido de esta
relación. María les recuerda a quienes contemplan el icono que es su Hijo Jesús
quien elimina esas actitudes, creencias, estructuras y costumbres que nos
separan de Dios. El icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro nos enseña que
una experiencia concreta de la salvación se descubre en la conformación de una
comunidad con quienes comparten la misma llamada a vivir una vida santa.
B)
La predicación redentorista “reconoce ante todo la
grandeza de la vocación del hombre y del género humano” (Const. 7, 1).
El icono del Perpetuo Socorro le ofrece a quien lo contempla una mirada hacia el
futuro. El Logos es divinidad encarnada según lo expresa el color dorado
impregnado en su capa. Su experiencia de sufrimiento, miedo, rechazo y pérdida fueron tan reales como lo
fue su resurrección. Su vida no terminó con su muerte y crucifixión. En vista
de que Jesús es el único que superó los efectos del pecado, los creyentes bautizados en la vida de Jesús
experimentan las primicias de su futuro en el momento presente. El trabajo de la
nueva creación se dirige ante todo a la renovación de nuestras vidas.
El discurso aspiracional no debe confundirse con
fantasía o meros deseos. El futuro no está destinado a ser una repetición de
ayer o de hoy; mañana puede ser un momento de crecimiento y conversión. Jesús
el Redentor se erige como testimonio y promesa del reino venidero de Dios donde
al pecado y la violencia los suple el perdón, que fomenta la paz entre los
pueblos, e incluso culturas y países. La Iglesia ha recibido el don de la paz a
través de Jesús. Y la Iglesia le confía a cada creyente la misión de elevar a
los demás, especialmente a los pobres, a una calidad de vida que se
consideraría fuera de su alcance a no
ser porque la palabra de Dios se predica y se testimonia efectivamente. Tal
vida no está fuera de su alcance, pero se necesitan personas capaces de
predicarla y vivirla de modo que sea real.
En el icono del Perpetuo Socorro María indica al
creyente que el camino virtuoso (no el camino perfecto) es la vida que está
anclada en la promesa hecha por Jesús. Ella nos enseña que al abrazar la
vocación el cristiano encuentra solidaridad en Jesús y en su comunidad. Jesús
nunca estuvo solo, a pesar de que seguramente sintió e incluso expresó su
soledad en la agonía del huerto de Getsemaní. Las relaciones auténticas
cambiarán e incluso terminarán, pero los que viven una relación con Jesús
encontrarán apoyo y una comunidad a
pesar de que sus opciones de vida los pongan en desacuerdo con la familia y
amigos.
A los primeros apóstoles y discípulos que conocieron a
Jesús se les invitó a pertenecer a una
comunidad más amplia gracias a Jesús. Por eso sintieron el valor de abandonar
las profesiones y el trabajo que les daba seguridad e identidad para emprender
un camino cuyo futuro era incierto. Jesús reúne diversos individuos y les da la
gracia de formar una nueva comunidad que traza una vida en su memoria y
continúan su misión.
Conclusión
Ahora que los Redentoristas celebran 150 años de haber
recibido el icono, también deben aceptar el reto de predicar el icono ayudando
así a la Congregación a predicar el mensaje de la redención en abundancia y los
misterios de la salvación en clave nueva. Cuando las Constituciones y Estatutos
dialogan con el icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y con teología
sólida les abren nuevas vías para nuestras comunidades apostólicas y enfoque
ministerial. Cuando se reflexiona suficientemente en estas experiencias la
predicación será más relevante y dinámica, continuando así con más eficacia el
trabajo de conversión.
Un método para utilizar el icono de Nuestra Señora del
Perpetuo Socorro
- Dedique quince o veinte minutos para la reflexionar
en silencio ante el icono.
- Tome las Constituciones y elija una frase u oración.
Léala lentamente unas cuantas veces.
- Utilice los primeros minutos simplemente para
tranquilizarse, siguiendo el ritmo de la respiración abandone la ansiedad y la
tensión corporal.
- Traiga a la mente un sentimiento o deseo y
presénteselo mientras contempla el icono del Perpetuo Socorro.
- Fije la mirada en un sector del icono y concéntrense
en esa parte.
- No desarrolle ningún pensamiento discursivo, no
trate de forzar una respuesta, confíe en el proceso de la meditación, uniendo
la respiración y la mirada. Manténgase así durante al menos diez minutos.
- Termine con una breve oración de agradecimiento o
letanía y anote las imágenes e ideas importantes que le gustaría utilizar en
otro momento.
Pe. Mathew Kessler, CSsR
Provincia de Denver
————————————————————–
[1] Systematic Theology: Roman Catholic Perspectives,
Volume 1 editado por Francis Schüssler-Fiorenza, y John P. Galvin. Ver capítulo 5, páginas. 275 en adelante.
[2] Law and Revolution: The Formation of the Western
Legal Tradition, Harold Berman. Ver capítulo 4, especialmente “The New Theology:
St. Anselm’s Doctrine of Atonement.”
[3] Ver Efesios 1:10;
Colosenses 1: 15-20
[4] Miracle Cures: Saints, Pilgrimage, and the Healing
Powers of Belief, Robert A. Scott
[5] A Theology of Liberation: History, Politics and
Salvation [TL]. 15th Anniversary Edition, Gustavo Gutierrez, p. 165
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Witamy u Mamy!!!